24 de febrero de 2015

La Gente que nos Gusta

La Gente que nos Gusta


Nos gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla ni decirle que haga las cosas, pues sabe lo que tiene que hacer y lo hace en el menor tiempo posible.

Nos gusta la gente que tiene la capacidad de medir las consecuencias de sus actuaciones, la que no deja soluciones al azar y que es estricta con la gente y consigo mismo, sin perder de vista que somos humanos y nos podemos equivocar.

Nos gusta la gente que piensa en el trabajo en equipo, entre amigos y que no se circunscribe a inútiles esfuerzos individuales, que hacen naufragar los más nobles empeños, generando el caos.

Nos gusta la gente alegre y sin barreras, la que es sincera y franca, y tiene el coraje de decir "NO" exponiendo argumentos y aportando soluciones, es la gente de criterio.

Nos gusta la gente que sabe reconocer sus errores y se esfuerza genuinamente en no volver a cometerlos, la gente que lucha siempre por sus ideales y objetivos, consciente de que los obstáculos que se presentan están ahí para una sola cosa: Superarlos!!!.

Nos gusta la gente positiva, de criterio amplio, que sea capaz de criticarnos constructivamente y de frente, la gente que es solidaria y nos tienda la mano sin reservas, esos son nuestros amigos.

Con este tipo de gente nos comprometemos en lo que sea, así no recibamos ninguna retribución, ya que con tener esta gente a nuestro lado hemos sido retribuidos.


29 de enero de 2015

Una Segunda Oportunidad

Una Segunda Oportunidad



Si alguna vez en la historia hubo un hombre que de verdad perdonó a alguien, fue Tomás Edison, el inventor de la bombilla eléctrica, también conocido como el foco.

Tras mucho experimentar, por fin había producido el foco perfecto, resultado final de cientos de pruebas. Era el primer foco eléctrico que se había hecho jamás, y Edison se sentía sumamente orgulloso y feliz.

Durante años había soñado con aquel momento.

"Jimmy, llévalo arriba, por favor", dijo, entregándosele a su asistente, Jimmy Price. De pronto se escuchó que algo se rompía y al volverse, Edison vio su preciado foco hecho trizas en el suelo. ¡A Jimmy se le había resbalado de los dedos".

Edison no dijo palabra, pero es de imaginarse lo que pensaría. Regresó a su mesa de trabajo y se puso a hacer otro foco. Pasaron varios días hasta que por fin estuvo listo el segundo foco. Allí estaba sobre la mesa frente a su inventor, totalmente terminado.

Entonces Edison hizo algo muy importante en señal de que había perdonado a su aprendiz por haber roto su primer foco. Con una sonrisa, le entregó el foco a Jimmy.


"Ten cuidado", le dijo. Le dio al muchacho otra oportunidad. Jimmy no rompió aquel foco, y así es que ahora tenemos miles de millones de ellos en el mundo.